Valeria Emo

Nunca pensé que estudiaría Psicología, aunque en diferentes momentos de mi vida había llevado mis propios procesos terapéuticos. Durante mucho tiempo creí que mi camino estaba en la Economía, hasta que descubrí lo que realmente me apasionaba: acompañar a las personas en la construcción de una vida que valiera la pena vivir para ellas. Ese hallazgo cambió mi rumbo y dio inicio a un recorrido que me ha permitido crecer como persona y como profesional.

Me formé como psicóloga en la Universidad de Costa Rica, donde aprendí a mirar la salud mental con una perspectiva crítica y entendí que, en nuestro país, el acceso al cuidado psicológico muchas veces sigue siendo un privilegio. Eso reforzó en mí la convicción de trabajar con responsabilidad, apoyándome en la investigación y en intervenciones actualizadas.

 

Durante mi formación tuve la oportunidad de integrarme en contextos hospitalarios, donde descubrí mi pasión por acompañar procesos de salud, enfermedad y muerte. Esa experiencia también me mostró el valor del trabajo interdisciplinario para ofrecer una atención más integral y humana. En el marco de la Maestría en Psicología Clínica en la UNIBE, he tenido la oportunidad de profundizar conocimientos y acercarme a diversas realidades, tanto en hospitales como en la práctica clínica privada.

Mi camino también me llevó fuera del ámbito clínico: trabajé en McKinsey, una firma global de consultoría de gestión, donde adquirí herramientas del mundo corporativo y comprendí de primera mano las necesidades de los equipos de trabajo y el impacto que la salud mental tiene en la vida profesional.

Además, soy docente en la Universidad de Costa Rica, donde imparto cursos relacionados con la psicología de la salud. Este rol me ha permitido no solo aportar a la formación de nuevos profesionales, sino también profundizar en el acompañamiento de procesos hospitalarios y enfermedades crónicas como cáncer, VIH, diabetes, dolor crónico, cardiopatías y enfermedades gastrointestinales.

Una de las experiencias más significativas ha sido mi colaboración con Proyecto Daniel, acompañando a adolescentes con cáncer y a sus familias. Este trabajo me recuerda día a día la fuerza del vínculo humano y la importancia de ofrecer un acompañamiento cálido y cercano.

Hoy mi compromiso sigue siendo el mismo: brindar una atención actualizada, humana y efectiva. Me mantengo en constante formación, con un especial interés en las terapias contextuales, como la Terapia de Aceptación y Compromiso (ACT), que buscan no solo aliviar el sufrimiento, sino también ayudar a cada persona a vivir de acuerdo con lo que realmente le importa.

“El dolor y el propósito son dos caras de lo mismo…
Sufres donde te importa, y te importa donde sufres.”
— Steven C. Hayes